Y aquí nuestro último trabajo, situado entre los años 2107 y 2110. Como en los otros trabajos no solo somos los autores, sino que también somos personajes:
Cid Manuel (relator), Sticco Patricio (Sr. Pedro Polsky) y Santiago Arana (Dr. Fufo Lavaria)
El primer teatro bajo el agua
Estoy en el Teatro Colón, en Buenos Aires BA (bajo el agua) en el 18/09/2110, en el aniversario de aquel insólito día, el día en el que llegó esa impresionante ola que amenazó con arrasar la mitad de Buenos Aires dejándola por el resto de sus días bajo el agua. En este instante estoy a punto de presentar mi narración al público presente, sobre el acontecimiento de aquel año.
“en ese entonces (era el 20/07/2107), estábamos gobernados por el presidente Raúl Pomelo Serviño. En Buenos Aires se respiraba un aire "bastante moderno" ya que en estos últimos diez años se llevó a cabo la revolución tecnológica. En ese entonces el Dr. Fufo Lavaria fue ganando fama dando su primera conferencia relacionada con la futura inundación de Buenos Aires. Algunas personas lo creían loco, otras un genio y el resto un hombre con el simple objetivo de conseguir algunos Hermes (moneda) beneficiándose de los pocos ignorantes que aun quedaban en la provincia; ya que el presidente del año 2040 (Osvaldo Lorrega) había gastado el poco dinero que nos quedaba en la educación, recobrando así la estabilidad económica y social. Dicho presidente dejó una huella en la historia debido a sus acciones y a su famosa frase: “La educación no sólo es un derecho es una obligación”. Además de su enunciado, estableció la ley de escuelas, que decía “obligatoriamente debe haber una escuela cada mil chicos menores de edad”.
El Dr. Lavaria suponía que aproximadamente el 20 de septiembre llegaría la ola, y no solo arrasaría Buenos Aires, sino que llegaría para quedarse porque erosionaría parte de la ciudad, de tal forma, que se formaría una depresión en la cual se acumularía el agua. Los científicos comenzaron a investigar el tema hasta que luego de una semana de trabajo agotador, la teoría se transformo en una futura realidad y también se confirmo con exactitud la fecha en la que ocurriría el hecho, el 18 de Septiembre. “Recuerdo que en esos días se creía que la ola sería una total catástrofe y el miedo empezaba a reinar, pero uno ve Buenos Aires BA. ahora y se da cuenta que ese acontecimiento no fue tan catastrófico como se esperaba, sino que ahora es tan normal vivir bajo el agua como sobre ella”. Se convocó una junta en la que estaban invitados los mejores científicos del país y entre ellos estaba el Dr. Lavaria, también fueron convocados el presidente, el vicepresidente y yo. Pero el señor Polski, dueño del Teatro Colón, me envió una llamada virtual informándome que él estaba dispuesto a cerrar su teatro al público y ofrecérselo como base de operaciones para la llegada de la ola, de esta manera el señor Pedro también concurriría a la junta.
Pasados tres días la junta comenzó. Nos encontrábamos sentados en forma semicircular junto a una mesa redonda. Frente a nosotros había una pantalla con gráficos 5D en la que se mostraban las zonas que serían arrasadas. La ola devastaría toda la parte austral de la provincia (desde bahía blanca hacia el sur). Fueron discutidos muchos aspectos y luego de varias horas se llegó a las siguientes conclusiones:
Buenos Aires se prepararía para la llegada de la ola y para una futura vida bajo el agua. Para ello habría que contratar muchos ingenieros hidráulicos para que coloquen centrales hidroeléctricas a fin de generar energía y aprovechar al máximo nuestra gran cantidad de agua, cerrar todos los edificios (para no permitir el ingreso del agua), diseñar y colocar un dispositivo de secado en las puertas de los edificios, construir dos pisos más en el Teatro Colón para que se asomen sobre la superficie, abastecer el teatro de víveres, camas y elementos necesarios para la supervivencia, alterar genéticamente a las plantas para que logren sobrevivir bajo el agua a fin de poder generar el oxígeno necesario para abastecer el interior de los hogares, ejecutar una minuciosa búsqueda de todos los animales y enviarlos a Buenos Aires S.A. (sobre el agua), cultivar utilizando el método de los aztecas, las chinampas (barcas de superficie plana, en la cual se colocaban los cultivos), colocar algún sistema debajo de las rejillas y cloacas para que expulsen grandes burbujas de oxígeno por encima de las veredas y calles, para que sean tomadas por la gente y así poder respirar (se construirá en el teatro ), crear millones de trajes impermeables, contratar un equipo de más de 200 personas para la reconstrucción de todos los edificios, casas, calles y construcciones que se hayan dañado, construir o importar minisubs para transporte público y personal de la población, cultivar en Buenos Aires SA el doble de los cultivos actuales para poder abastecer a Buenos Aires BA y para lograr dinero exportando, diseñar un aparato para comunicarse con los peces mediante ultrasonido, colocar una máquina en el límite entre las costas y el océano atlántico, con el objetivo de lograr agua limpia, y si pudiésemos construir un buen sistema podríamos transformar el agua salada en dulce para consumirla y domesticar todos los delfines posibles para que cumplan el papel de los caballos.
El día posterior a la junta nos encontrábamos en el Teatro Colón y delante nuestro teníamos una agotadora jornada laboral. Debíamos diseñar todos los aparatos necesarios para nuestra futura vida. Lo primero que debíamos hacer era construir los dos pisos del Teatro Colón, pero ya que era una tarea simple y no se necesitaba trabajo humano lo dejamos en manos de los tecno robots. Luego debíamos construir el artefacto que generaría burbujas de oxígeno; Debía ser un aparato resistente al agua, el mejor material para ese objetivo era el puyu (aleación de el acero inoxidable cobre y estaño calentado a más de 30.000 º C) le pedimos al Sr. Polski que lo diseñe, no solo lo diseñó, sino que también lo construyó con un gran despliegue, nuestra tarea siguiente era buscar el material indicado para impermeabilizar a un 100% los edificios, y como primera instancia el Teatro Colón. Íbamos a clonar en grandes cantidades la hemoglubina (célula impermeable) y también clonaríamos las células de la piel de delfín, y al mezclarlas en caliente junto con pigmentos de transparencia obtendríamos un adhesivo totalmente impermeable y transparente en forma de pintura y así los tecnorobots pintarían todos los edificios, ventanas, casas, etc. “No voy a mencionar todos los procesos que llevamos a cabo para la construcción y preparación de todas nuestros aparatos, porque de esta manera los tendría en este aniversario hasta el mediodía de mañana, y esa no es mi intención”
Ya estábamos en el 12 de septiembre, a tan solo seis días del suceso que cambiaria las vidas de todos los habitantes de Buenos Aires. Estábamos con los últimos preparativos y habíamos taponado e impermeabilizado en su totalidad solo ochocientos edificios de gran tamaño (el Teatro Colón entre ellos y ya con sus 2 pisos adicionales) y de esta manera la gente se agruparía en los edificios de la zona para la llegada de la ola, solo por si los hogares y el resto de los edificios no se encontraban bien impermeabilizados. La gran mayoría de la gente de Buenos Aires vivían bien económicamente, pero no siempre tenían suficiente dinero para viajar al exterior, por lo tanto la gente comenzó a tomar decisiones en las que en tiempos normales se hubiesen tomado mucho tiempo para pensarlas, así que aumentaron a un 50 % los casamientos, las inversiones, etc.
Lamentablemente llegó aquel 18 de septiembre, el día de la llegada de la ola, la gente se encontraba agrupada en los edificios especiales, el Teatro Colón atiborrado de víveres y de personas, entre ellas el presidente, el Sr. Polski, el Dr. Fufo Lavaria y yo. Las calles estaban desérticas, no se oía ningún ruido y no se percibía ninguna señal de vida a pesar de que la gente se encontraba un tanto alborotada. De repente sonó el video receptor, era el servicio de oceanografía. Nos comentó que la ola llegaría en tan solo diez minutos, ya que viajaba a 4.000 Km./h y ya estaba en Mar Del Plata, luego de escuchar esto corté impulsivamente y el silencio volvió a reinar, repentinamente escuchamos un portazo, y como si hubiera sido un reflejo, nos dirigimos hacia la ventana y vimos como una figura corría desesperadamente hacia la ola con una tabla de surf, ¡era un surfer! Que nos dijo: ¡seré el único hombre en surfearla!, el pobre no se encontraba en sus cabales, y como era indiscutible murió en el intento.
Ese Buenos Aires moderno pero a su vez con su encanto antiguo, con sus impactantes edificios que con solo mirarlos te producían vértigo, ese Buenos Aires reconocido por su historia grabada en las veredas, calles y ciudadanos, ese Buenos Aires con sus tangos y costumbres, con sus mejoras y errores a través del tiempo, ese Buenos Aires con su gente, desde los ancianos que se limitan al I-pod hasta los niños con la más alta tecnología, ese Buenos Aires que tanto queríamos se encontraba bajo una amenaza con la que ni siquiera el hombre podía lidiar. La ola avanzaba como un rayo y presenciamos el hundimiento de nuestra querida ciudad.
Finalmente Buenos Aires era la 1º provincia bajo el agua. Me llegó una videollamada comunicándonos que por suerte, todos nuestros planes habían resultado exitosos, y de esta manera nos ahorraríamos toda la movida luego de la ola. Salimos a la calle como si fuera un mundo nuevo, como en la narración de Osterheld “El Eternauta” al salir a la nevada, salimos como si tuviéramos un lugar nuevo por conocer, aunque sólo era Buenos Aires bajo el agua.
“Antes, una pileta era una satisfacción, ahora la pileta es un simple pozo, antes eran perros ahora son delfines y antes las mesas y los bancos para el jardín eran de madera o plástico ahora son de acero inoxidable para evitar que floten. Ahora la Argentina, en especial Buenos Aires, dejó de jugar al futbol profesionalmente para cambiarlo por la natación, en la que ahora desarrollamos una muy buena habilidad, el Polo se juega en motos de agua, la gente ahora desarrolló una muy buena salud gracias al contínuo nado, por lo tanto, eliminamos prácticamente en su totalidad la obesidad”
Paso el tiempo en Buenos Aires… Primero la gente se quejó, luego se acostumbró de mala gana, y ahora es totalmente normal. La gente, en especial los niños, comenzó a olvidar el antiguo Buenos Aires. Ya era difícil acordarse de esa sensación de respirar aire fresco en la mañana, de ver el sol directamente o de poder broncearse solo andando en bicicleta.
“nosotros, los ancianos, ahora somos los que contamos las anécdotas de cuando Buenos Aires no tenía una cantidad de agua increíble encima. Pero nosotros nunca olvidaremos ese Buenos Aires tan querido por todos…”
Cid Manuel (relator), Sticco Patricio (Sr. Pedro Polsky) y Santiago Arana (Dr. Fufo Lavaria)
El primer teatro bajo el agua
Estoy en el Teatro Colón, en Buenos Aires BA (bajo el agua) en el 18/09/2110, en el aniversario de aquel insólito día, el día en el que llegó esa impresionante ola que amenazó con arrasar la mitad de Buenos Aires dejándola por el resto de sus días bajo el agua. En este instante estoy a punto de presentar mi narración al público presente, sobre el acontecimiento de aquel año.
“en ese entonces (era el 20/07/2107), estábamos gobernados por el presidente Raúl Pomelo Serviño. En Buenos Aires se respiraba un aire "bastante moderno" ya que en estos últimos diez años se llevó a cabo la revolución tecnológica. En ese entonces el Dr. Fufo Lavaria fue ganando fama dando su primera conferencia relacionada con la futura inundación de Buenos Aires. Algunas personas lo creían loco, otras un genio y el resto un hombre con el simple objetivo de conseguir algunos Hermes (moneda) beneficiándose de los pocos ignorantes que aun quedaban en la provincia; ya que el presidente del año 2040 (Osvaldo Lorrega) había gastado el poco dinero que nos quedaba en la educación, recobrando así la estabilidad económica y social. Dicho presidente dejó una huella en la historia debido a sus acciones y a su famosa frase: “La educación no sólo es un derecho es una obligación”. Además de su enunciado, estableció la ley de escuelas, que decía “obligatoriamente debe haber una escuela cada mil chicos menores de edad”.
El Dr. Lavaria suponía que aproximadamente el 20 de septiembre llegaría la ola, y no solo arrasaría Buenos Aires, sino que llegaría para quedarse porque erosionaría parte de la ciudad, de tal forma, que se formaría una depresión en la cual se acumularía el agua. Los científicos comenzaron a investigar el tema hasta que luego de una semana de trabajo agotador, la teoría se transformo en una futura realidad y también se confirmo con exactitud la fecha en la que ocurriría el hecho, el 18 de Septiembre. “Recuerdo que en esos días se creía que la ola sería una total catástrofe y el miedo empezaba a reinar, pero uno ve Buenos Aires BA. ahora y se da cuenta que ese acontecimiento no fue tan catastrófico como se esperaba, sino que ahora es tan normal vivir bajo el agua como sobre ella”. Se convocó una junta en la que estaban invitados los mejores científicos del país y entre ellos estaba el Dr. Lavaria, también fueron convocados el presidente, el vicepresidente y yo. Pero el señor Polski, dueño del Teatro Colón, me envió una llamada virtual informándome que él estaba dispuesto a cerrar su teatro al público y ofrecérselo como base de operaciones para la llegada de la ola, de esta manera el señor Pedro también concurriría a la junta.
Pasados tres días la junta comenzó. Nos encontrábamos sentados en forma semicircular junto a una mesa redonda. Frente a nosotros había una pantalla con gráficos 5D en la que se mostraban las zonas que serían arrasadas. La ola devastaría toda la parte austral de la provincia (desde bahía blanca hacia el sur). Fueron discutidos muchos aspectos y luego de varias horas se llegó a las siguientes conclusiones:
Buenos Aires se prepararía para la llegada de la ola y para una futura vida bajo el agua. Para ello habría que contratar muchos ingenieros hidráulicos para que coloquen centrales hidroeléctricas a fin de generar energía y aprovechar al máximo nuestra gran cantidad de agua, cerrar todos los edificios (para no permitir el ingreso del agua), diseñar y colocar un dispositivo de secado en las puertas de los edificios, construir dos pisos más en el Teatro Colón para que se asomen sobre la superficie, abastecer el teatro de víveres, camas y elementos necesarios para la supervivencia, alterar genéticamente a las plantas para que logren sobrevivir bajo el agua a fin de poder generar el oxígeno necesario para abastecer el interior de los hogares, ejecutar una minuciosa búsqueda de todos los animales y enviarlos a Buenos Aires S.A. (sobre el agua), cultivar utilizando el método de los aztecas, las chinampas (barcas de superficie plana, en la cual se colocaban los cultivos), colocar algún sistema debajo de las rejillas y cloacas para que expulsen grandes burbujas de oxígeno por encima de las veredas y calles, para que sean tomadas por la gente y así poder respirar (se construirá en el teatro ), crear millones de trajes impermeables, contratar un equipo de más de 200 personas para la reconstrucción de todos los edificios, casas, calles y construcciones que se hayan dañado, construir o importar minisubs para transporte público y personal de la población, cultivar en Buenos Aires SA el doble de los cultivos actuales para poder abastecer a Buenos Aires BA y para lograr dinero exportando, diseñar un aparato para comunicarse con los peces mediante ultrasonido, colocar una máquina en el límite entre las costas y el océano atlántico, con el objetivo de lograr agua limpia, y si pudiésemos construir un buen sistema podríamos transformar el agua salada en dulce para consumirla y domesticar todos los delfines posibles para que cumplan el papel de los caballos.
El día posterior a la junta nos encontrábamos en el Teatro Colón y delante nuestro teníamos una agotadora jornada laboral. Debíamos diseñar todos los aparatos necesarios para nuestra futura vida. Lo primero que debíamos hacer era construir los dos pisos del Teatro Colón, pero ya que era una tarea simple y no se necesitaba trabajo humano lo dejamos en manos de los tecno robots. Luego debíamos construir el artefacto que generaría burbujas de oxígeno; Debía ser un aparato resistente al agua, el mejor material para ese objetivo era el puyu (aleación de el acero inoxidable cobre y estaño calentado a más de 30.000 º C) le pedimos al Sr. Polski que lo diseñe, no solo lo diseñó, sino que también lo construyó con un gran despliegue, nuestra tarea siguiente era buscar el material indicado para impermeabilizar a un 100% los edificios, y como primera instancia el Teatro Colón. Íbamos a clonar en grandes cantidades la hemoglubina (célula impermeable) y también clonaríamos las células de la piel de delfín, y al mezclarlas en caliente junto con pigmentos de transparencia obtendríamos un adhesivo totalmente impermeable y transparente en forma de pintura y así los tecnorobots pintarían todos los edificios, ventanas, casas, etc. “No voy a mencionar todos los procesos que llevamos a cabo para la construcción y preparación de todas nuestros aparatos, porque de esta manera los tendría en este aniversario hasta el mediodía de mañana, y esa no es mi intención”
Ya estábamos en el 12 de septiembre, a tan solo seis días del suceso que cambiaria las vidas de todos los habitantes de Buenos Aires. Estábamos con los últimos preparativos y habíamos taponado e impermeabilizado en su totalidad solo ochocientos edificios de gran tamaño (el Teatro Colón entre ellos y ya con sus 2 pisos adicionales) y de esta manera la gente se agruparía en los edificios de la zona para la llegada de la ola, solo por si los hogares y el resto de los edificios no se encontraban bien impermeabilizados. La gran mayoría de la gente de Buenos Aires vivían bien económicamente, pero no siempre tenían suficiente dinero para viajar al exterior, por lo tanto la gente comenzó a tomar decisiones en las que en tiempos normales se hubiesen tomado mucho tiempo para pensarlas, así que aumentaron a un 50 % los casamientos, las inversiones, etc.
Lamentablemente llegó aquel 18 de septiembre, el día de la llegada de la ola, la gente se encontraba agrupada en los edificios especiales, el Teatro Colón atiborrado de víveres y de personas, entre ellas el presidente, el Sr. Polski, el Dr. Fufo Lavaria y yo. Las calles estaban desérticas, no se oía ningún ruido y no se percibía ninguna señal de vida a pesar de que la gente se encontraba un tanto alborotada. De repente sonó el video receptor, era el servicio de oceanografía. Nos comentó que la ola llegaría en tan solo diez minutos, ya que viajaba a 4.000 Km./h y ya estaba en Mar Del Plata, luego de escuchar esto corté impulsivamente y el silencio volvió a reinar, repentinamente escuchamos un portazo, y como si hubiera sido un reflejo, nos dirigimos hacia la ventana y vimos como una figura corría desesperadamente hacia la ola con una tabla de surf, ¡era un surfer! Que nos dijo: ¡seré el único hombre en surfearla!, el pobre no se encontraba en sus cabales, y como era indiscutible murió en el intento.
Ese Buenos Aires moderno pero a su vez con su encanto antiguo, con sus impactantes edificios que con solo mirarlos te producían vértigo, ese Buenos Aires reconocido por su historia grabada en las veredas, calles y ciudadanos, ese Buenos Aires con sus tangos y costumbres, con sus mejoras y errores a través del tiempo, ese Buenos Aires con su gente, desde los ancianos que se limitan al I-pod hasta los niños con la más alta tecnología, ese Buenos Aires que tanto queríamos se encontraba bajo una amenaza con la que ni siquiera el hombre podía lidiar. La ola avanzaba como un rayo y presenciamos el hundimiento de nuestra querida ciudad.
Finalmente Buenos Aires era la 1º provincia bajo el agua. Me llegó una videollamada comunicándonos que por suerte, todos nuestros planes habían resultado exitosos, y de esta manera nos ahorraríamos toda la movida luego de la ola. Salimos a la calle como si fuera un mundo nuevo, como en la narración de Osterheld “El Eternauta” al salir a la nevada, salimos como si tuviéramos un lugar nuevo por conocer, aunque sólo era Buenos Aires bajo el agua.
“Antes, una pileta era una satisfacción, ahora la pileta es un simple pozo, antes eran perros ahora son delfines y antes las mesas y los bancos para el jardín eran de madera o plástico ahora son de acero inoxidable para evitar que floten. Ahora la Argentina, en especial Buenos Aires, dejó de jugar al futbol profesionalmente para cambiarlo por la natación, en la que ahora desarrollamos una muy buena habilidad, el Polo se juega en motos de agua, la gente ahora desarrolló una muy buena salud gracias al contínuo nado, por lo tanto, eliminamos prácticamente en su totalidad la obesidad”
Paso el tiempo en Buenos Aires… Primero la gente se quejó, luego se acostumbró de mala gana, y ahora es totalmente normal. La gente, en especial los niños, comenzó a olvidar el antiguo Buenos Aires. Ya era difícil acordarse de esa sensación de respirar aire fresco en la mañana, de ver el sol directamente o de poder broncearse solo andando en bicicleta.
“nosotros, los ancianos, ahora somos los que contamos las anécdotas de cuando Buenos Aires no tenía una cantidad de agua increíble encima. Pero nosotros nunca olvidaremos ese Buenos Aires tan querido por todos…”
El Teatro Colón se convirtió en la sede del Gobierno por su gran trabajo en la impermeabilización, pero nunca dejará de ofrecer sus obras y artistas que alegran a más de tres mil personas por día.
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